¿Cómo se llama al momento ese en el que la Luna se esconde en el horizonte profundo de la noche? ¿Alguien alguna vez habrá nombrado a ese diario e inusual fenómeno? ¿Alguien, alguna vez, habrá visto esa secuencia?
Yo la vi. Y desde el cuelo mismo. Volando a 30.000 pies sobre el Océano Atlántico. Todos miran películas en sus pantallas individuales. Mi pantalla es la ventanilla. La mía es la única abierta. Yo solo estoy viendo esto. Quizás sea el único en el mundo que esté viendo esto… y no sé cómo se lo denomina. ¿Cómo sería? La Luna poniéndose en el horizonte negro, invisible, imaginario. ¿Post atardecer? ¿Pre amanecer? ¿Alunecer? Yo lo estoy viendo, yo lo bautizo. Se va a llamar “El día de la noche”.
No es día, no es noche. Tampoco es atardecer, aunque se le parece. La Luna se disfraza de Sol rojizo. Ese faro blanco brillante que reflejaba el mar y guiaba el camino, ahora se escondió y el negro profundo es lleno, vacío, puro, infinito. Nada.
No es día, no es noche, no es tarde, no es mañana. ¿Es hoy? ¿Dónde estamos? ¿Cuándo estamos?
Sigo sin entender el tiempo, no entiendo los relojes. Y está bien eso. Hay sol, será de día. Hay negro, será de noche. Aunque lo relojes marquen otros momentos.
Hoy, por ejemplo, en 15hs vi dos atardeceres: uno sobre el Amazonas, y otro sobre el Nilo.
Dos noches en un día. Tres días de viaje para viajar uno. No hay hora, no hay tiempo. El tiempo es otro. Y no lo entiendo. Pero pienso: si vas hacia la derecha, el tiempo se adelanta, tanto que hasta podés saltearte vivir un día. A determinada velocidad, podés nunca haber vivido este jueves 13 de febrero que saltearon las agujas. Pero, en cambio, si vas para tu izquierda, podés vivir toda tu vida estancado en el martes 4 de marzo, como nos tocará a la vuelta.
Yendo constantemente a la izquierda, podés vivir constantemente en determinado día.
Casi que se puede jugar con el tiempo, finalmente. Yendo a la derecha, se puede viajar al futuro, y yendo a la izquierda, se puede detener el tiempo.
Juguemos: Buenos Aires-Río, Río-Dubai, Dubai-Bangkok. Son exactamente 28 horas de avioncitos. Son casi 20.000 kilómetros. Son, también, 10 días seguidos manejando en auto ida y vuelta de Buenos aires a Mar del Plata. Diez días, sin parar. Sentado. Es, también, media vuelta al mundo.